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Según el reporte lanzado por Bain&Company y el Foro Económico Mundial hasta 2040 los países que no pertenecen a la OCDE tendrán que doblar sus inversiones en electricidad (de aproximadamente US$240 mil millones anuales a cerca de US$495 mil millones).
El segundo informe respecto al Futuro de la Electricidad: Atraer inversiones para proporcionar energía asequible, lanzado por Bain&Company y el Foro Económico Mundial dio cuenta de que durante el periodo 2000-2014 las economías de rápido crecimiento -países fuera de la OCDE- invirtieron cerca de $4 billones en la generación de energía convencional, energías renovables, transmisión y distribución, a la par con las inversiones de los países de la OCDE, pero esto está cambiando.
Según el reporte, hasta el 2040 los países que no pertenecen a la OCDE tendrán que doblar sus inversiones en electricidad de aproximadamente US$240 mil millones anuales a cerca de US$495 mil millones para así satisfacer la creciente demanda y atender los objetivos de la política energética, invirtiendo más de que lo que tienen presupuestado los países de la OCDE.
Según Bain, las economías de rápido crecimiento impulsarán la mayor parte de la demanda de nueva generación de electricidad en las próximas décadas, lo que resulta un cambio del modelo tradicional donde las economías más ricas del mundo dominaban la nueva inversión y el desarrollo en la generación de electricidad, distribución y transmisión.
"Dentro de los próximos 25 años, se espera que los mercados emergentes del mundo desplieguen más capacidad de generación renovable que sus homólogos desarrollados", dijo Julian Critchlow quien lidera el sector de utilidades y Energía Alternativa de Bain&Company.
"Históricamente, el sector público ha suministrado alrededor del 70% de la inversión de electricidad en países no pertenecientes a la OCDE, pero el juego ha cambiado. Estos gobiernos podrían caer muy por debajo de suministrar los fondos necesarios para satisfacer la creciente demanda de energía" agregó.
En respuesta, estos países están recurriendo a inversionistas nacionales e internacionales para financiar su creciente apetito por la electricidad y cerrar las brechas con los mercados desarrollados. Este es un desafío ya que la mayor parte de los mercados no OCDE tienen un surtido historial en atraer a los inversores privados, que suelen ser cautelosos de los rendimientos volátiles y las políticas y regulaciones opacas, explicaron los desarrolladores del informe.