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Orit Gadiesh es presidenta de una de las consultoras de negocios más importantes a nivel mundial, Bain & Company. Ha sido reconocida por la revista Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas en cuatro ocasiones desde 2004, y es la creadora de Lecciones de Private Equity.
Con el sistema financiero mundial todavía en recuperación, las perspectivas globales de negocio para el 2011 dependen en gran medida de los consejos económicos que los países occidentales adopten y conviertan en políticas, y también de que todos los países logren desarrollar niveles de colaboración sin precedentes para impulsar la demanda global.
En el poco activo cuarto de máquinas de la economía mundial, los consumidores estadounidenses, golpeados por la crisis, han comenzado a ahorrar prodigiosamente, imitando a sus contrapartes en otros países occidentales. A su vez, las empresas han invertido poco a pesar de que las tasas de interés han llegado a niveles históricamente bajos. En los EE.UU., los gobiernos estatales, obligados a balancear sus presupuestos, han reducido su gasto y el gobierno federal no está cubriendo este vacío. Este panorama es similar en muchas otras economías de occidente.
John Maynard Keynes sin duda reconocería los acalorados debates sobre la urgencia de un estímulo fiscal. Al tiempo que muchos líderes políticos hablan de la necesidad imperativa de que los gobiernos regresen a posiciones de menor injerencia en la operación de la economía. Sin embargo, los economistas no ven indicios de un aumento en las tasas de interés. De hecho, estas continúan cerca de cero.
En los países con control sobre su política monetaria, los gobiernos pueden endeudarse a tasas de interés excepcionalmente bajas. Incluso Japón, con la mayor relación entre deuda pública y producto interno bruto, no tiene problemas para endeudarse en yenes. En los EE.UU., algunos argumentan que la inflación continua baja y que actualmente la deflación es el mayor riesgo. Sin embargo, los precios del petróleo y de los alimentos continúan aumentando a nivel mundial, creando condiciones que pueden dar lugar a inestabilidad en ciertos países.
El mundo desarrollado está exportando una dieta basada en el consumo de carne, cuando una caloría de arroz utiliza un sexto del agua requerida por una caloría de carne. Sin precios adecuados, ¿Cómo podemos distribuir mejor el agua?
Mientras tanto, muchas de las economías emergentes parecen estar bien, en particular China. ¿Pero lo está?Gracias a un importante plan de estímulo gubernamental, la economía China ha retomado un crecimiento acelerado. Igualmente, muchos de los asistentes a Davos señalaron que su salud económica depende de un enorme superávit comercial, principalmente con EE.UU. Esto no continuará si la economía americana sigue deprimida. Para cubrir ese riesgo, China ha estado comprando una canasta de monedas además del dólar e invirtiendo de manera masiva en recursos naturales en todo el mundo. A su vez, el país asiático ha estado tratando de suprimir una presión inflacionaria tremenda. Pero China también necesitará pronto de alguna otra fuente de demanda agregada y pronto posiblemente tenga que recurrir a mercados internos.
Otro tema al cual los líderes empresariales deben dar seguimiento es la convergencia de dos retos demográficos: la población del mundo en desarrollo es cada vez más grande, mientras que la población del mundo desarrollado está envejeciendo. Japón y Europa Occidental ya están considerando este efecto, pero en países como China aún se visualiza en el horizonte. Una respuesta políticamente correcta es fomentar de alguna manera una mayor fertilidad, pero eso tiene un inconveniente obvio; empeorar el problema de la sobrepoblación mundial. La solución real es la movilidad laboral y continuar con la integración de la economía global. Eso, sin embargo, plantea un enorme problema político que requerirá de un gran liderazgo.
Los líderes empresariales comienzan a entender también que nos acercamos a una emergencia de escasez de agua a nivel mundial. Hoy la brecha de consumo de agua está estimada en 300 kilómetros cúbicos.Esto significa que faltan unos 44 litros de agua para cada uno de los integrantes de una población mundial de 6,8 mil millones. Para el año 2050, se estima que la población podría alcanzar los 10,5 mil millones. Sin embargo, no habrá más agua dulce disponible que la que hay hoy en día, y probablemente habrá menos.
El mundo necesita más que una actitud de conservación para contrarrestar esta crisis. Hoy existen pocos incentivos económicos para manejar cuidadosamente el agua. Como resultado, el mundo desarrollado está exportando una dieta basada en el consumo de carne, cuando una caloría de arroz utiliza un sexto del agua requerida por una caloría de carne. Sin precios adecuados, ¿Cómo podemos distribuir mejor el agua? Probablemente algunas respuestas sobre tecnologías de bajo costo que permitan capturar más valor empiecen a surgir a partir de Davos. Pero también debemos pensar en mecanismos mundiales de fijación de precios como los que se usan para regir otro commodity cada vez más escaso: el petróleo.
A pesar de que los líderes empresariales no pueden controlar las políticas fiscales, las cuestiones demográficas o los recursos, parte de su trabajo es mantenerse cerca de estas cuestiones y anticiparse a los ajustes que requerirán las empresas. Mientras se preparan para una recuperación económica, hay otra serie de decisiones que los altos ejecutivos pueden tomar ahora. Por ejemplo, el costo de capital, en especial de deuda, es históricamente bajo, y muchas empresas tienen reservas de efectivo importantes. Todo director general debe tener una serie bien desarrollada de prioridades de inversión estratégica, así como los criterios correctos para actuar con rapidez cuando surja una oportunidad. Como muchos estudios han demostrado, quienes tengan la confianza para invertir antes que sus competidores obtendrán mejores resultados.
Otro factor que las empresas pueden gestionar es el riesgo de un posible aumento de las barreras comerciales.Si se tiene demanda por un producto manufacturado exclusivamente en otro país, no se debe asumir que es posible responder a esa demanda como se ha hecho en el pasado. De igual manera, las empresas necesitan construir cadenas de suministro más robustas con múltiples rutas de solución. Los líderes de las empresas deben cuestionarse que pasaría si algún tema político rompe uno de estos enlaces. ¿Qué alternativas hemos preparado?, si la respuesta es "ninguna", entonces no están haciendo un buen trabajo.
Dada la incertidumbre alrededor de los tipos de cambio, los líderes empresariales deben administrar empresas globales de manera que el valor creado sea distribuido de forma representativa a la participación local de ventas y utilidad. En otras palabras, las empresas deben administrar su exposición monetaria. Hasta cierto punto esto es una cobertura al riesgo del tipo de cambio. Pero lo que es más importante, reduce el riesgo de convertirse en una compañía que genera grandes cantidades de dinero, pero añadiendo poco a la economía local.
Las decisiones más importantes que afectarán el rumbo de esta recuperación económica las tomaran probablemente los gobiernos. Sin embargo, los líderes empresariales deben ser capaces de anticipar estas decisiones y responder con rapidez a medida que surjan.