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Artículo publicado en Portal Inova.
Marzo, 2022 - La metodología OKR (Objetivos y Resultados Clave), creada por Andrew S. Groove en 1999, es un marco para la gestión de objetivos que ayuda a los equipos a trabajar enfocados en una meta común, creando una alineación y compromiso en torno a objetivos medibles y con un ritmo corto. Hasta la fecha, este método se ha dado a conocer, por ser uno de los responsables del crecimiento de Google y ha sido adoptado por diversas empresas de diferentes segmentos y tamaños.
Un OKR se compone de dos elementos: un objetivo y un conjunto de resultados clave. Una meta es una definición cualitativa del estado futuro que queremos alcanzar, y debe redactarse de forma sencilla, desafiante y motivadora. Por otro lado, los resultados clave definen cómo se medirá que se está alcanzando el objetivo. Cabe señalar que estos deben ser cuantitativos y especificar el valor actual y el que se busca alcanzar, es decir, dónde estoy hoy y dónde quiero estar al final del ciclo.
No obstante, un consejo importante para la aplicación de los OKR es prestar atención a la cantidad de metas escritas y KR. La buena práctica recomienda escribir de tres a cinco objetivos con un máximo de cinco KR para cada uno. Otro consejo valioso para hacer buenos OKR es escribir objetivos breves y memorables. Además de la simplicidad de la aplicación, es posible aplicar el método de forma incremental, comenzando con un equipo hasta construir OKR estratégicos para la organización en su conjunto.
La diferencia entre OKR y KPI
Un KPI (Key Performance Indicator) se utiliza para medir el desempeño de los procesos de un equipo o empresa y evaluar el logro de sus objetivos. Mientras que los OKR ayudan a vincular lo que se desea con la realidad y respaldan la evolución a otro nivel, los KPI tienen como objetivo medir el éxito, el resultado, la cantidad o la calidad de un proceso o actividad en curso, para mostrar si el camino es el correcto, hacia lo planificado.
Una visión para determinar el éxito o el fracaso
Otro punto importante de la metodología OKR es que ayuda a definir criterios de éxito o fracaso. Cuando está estructurado correctamente, OKR permite que los equipos o empresas definan criterios de éxito claros, medibles y compartidos para lograr el éxito, y deben centrarse realmente en un objetivo, no en los medios para alcanzarlo.
Para centrarnos en un valor, es necesario separar los OKR de las tareas que tenemos previsto realizar para alcanzarlos. Después de todo, las tareas son hipótesis, y si un equipo hace todas sus tareas y no conducen a nada, eso no es éxito.