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Santiago, junio 2024 - La caída vertiginosa en el volumen de transacciones durante los últimos dos años se estabilizó a principios de 2024 y los fondos de buyout parecen encaminarse a terminar el año de manera estable en comparación con 2023. Por otro lado, la mayoría de los fondos aún tiene dificultades para recaudar nuevo capital, según el más reciente informe global de Private Equity de Bain & Company.
A pesar de que 2024 presenta transacciones con valores cercanos a los años prepandemia, el volumen de capital disponible acumulado actualmente sigue muy por encima de los estándares históricos.
Bain & Company entrevistó a más de 1,400 actores del mercado para saber cuándo esperaban que la actividad se recuperara. Aproximadamente el 30% dijo que no ve señales de recuperación hasta el cuarto trimestre y el 38% predijo que esto llevaría hasta 2025 o más. Sin embargo, discusiones informales de la consultora con general partners (GP) en todo el mundo sugieren que los canales de negociación ya comienzan a restablecerse y muchos ven indicios de recuperación en el sector.
Para Marcial Rapela, socio y responsable de Bain & Company Chile, agrega que, si bien el aumento de las acciones públicas durante el último año ha aliviado parte de la presión de liquidez, el problema más grande son los niveles persistentemente bajos de capital distribuido a pago (DPI) de la industria. “La prolongada caída de las salidas está teniendo impacto en la capacidad de los fondos para levantar nuevo capital y mantener satisfechos a sus inversionistas. Encontrar formas de generar DPI estratégicamente en toda la cartera se está convirtiendo rápidamente en un punto de diferenciación competitiva”, señala.
Bain proyecta que el valor global de transacciones debería cerrar el año en $521 mil millones, un aumento del 18% en relación con los $442 mil millones registrados en 2023. Sin embargo, el incremento es atribuible a un valor medio de negocio más alto (que pasó de $758 millones a $916 millones), y no a más negocios. Hasta el 15 de mayo, el volumen de transacciones cayó globalmente un 4% en una base anualizada en comparación con 2023. El mercado aún se está acostumbrando al hecho de que las tasas de interés pueden permanecer más elevadas durante más tiempo y que las evaluaciones obtenidas en un entorno fiscal mucho más favorable tendrán, en última instancia, que ajustarse.
Para la industria en general, y especialmente en el área de adquisiciones, el número de fondos cerrados continúa cayendo vertiginosamente a medida que los LPs concentran nuevos compromisos en un rango cada vez menor de gestores de fondos. En las adquisiciones, los 10 mayores fondos cerrados absorbieron el 64% del capital total levantado, y el mayor de ellos (el fondo EQT X de $24 mil millones) respondió por el 12% de ese total. Hoy, al menos uno de cada cinco fondos de adquisición está cerrando por debajo de su meta y es común que los fondos no cumplan esos objetivos en más del 20%.
El ejecutivo comenta que se trataría de un escenario que podría mantenerse sin modificaciones por un par de años, ya que “por lo general, se necesitan 12 meses o más para que un aumento en las salidas produzca un cambio en los totales de recaudación de fondos. Eso significa que, incluso si los acuerdos se intensifican este año, podría pasar hasta 2026 antes de que el entorno de recaudación de fondos realmente mejore”.
La presión sobre las salidas es aún mayor. El número total de salidas apoyadas por adquisiciones está esencialmente estable en una base anualizada, mientras que el valor de las salidas tiende a terminar en $361 mil millones, un aumento del 17% en relación con el total de 2023. Un dato positivo, pero que aun así posiciona a 2024 como el segundo peor año en valor de salida desde 2016.
Un punto de optimismo es la reapertura del mercado de ofertas públicas iniciales (IPOs), desencadenada por el aumento de las acciones en los últimos seis meses, pero la desaceleración general de las salidas está complicando la vida de los GPs. Un análisis de la serie de fondos de las 25 mayores compañías de adquisición muestra que el número de empresas en las carteras se ha duplicado en la última década, mientras que las altas tasas de interés han aumentado los riesgos de mantener un activo por más tiempo.